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Columna
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La lucha por liderar el Banco Mundial

Si la carrera para decidir el próximo presidente del Banco Mundial (BM) fuese un proceso normal, Jim Yong Kim no tendría ni una sola posibilidad. El presidente de la Universidad de Darmouth carece de dos de las cualidades características para encabezar la entidad: inteligencia financiera y experiencia diplomática. Pero la carrera para liderar el Banco Mundial es de todo menos ordinaria.

Los americanos siempre han estado a cargo del banco, que repartió unos 57.000 millones de dólares en préstamos y subvenciones a los países pobres y de ingresos medios solo el año pasado. Excepto por un congresista y un jefe de Ford, los 11 jefes procedían de firmas de Wall Street. Incluso el presidente saliente, Robert Zoellick, pasó un tiempo en la nómina de Goldman Sachs. No así Kim. A sus 52 años, ha pasado los últimos tres en Hanover, en New Hampshire, donde su mayor reto diplomático parece ser haber apaciguado la afición a unas desagradables novatadas entre las fraternidades de su universidad.

Aunque se decretó en los acuerdos de Breton Woods de 1944 que EE UU nombraría al presidente del banco, contaba con otros 186 interesados. Y por primera vez, sus voces están siendo escuchadas. Cuando la dirección del BM se reúna esta semana en Washington, tendrá otros dos candidatos para entrevistar: Ngozi Okonjo-Iweala y José Antonio Ocampo, exministros de Finanzas de Nigeria y Colombia, respectivamente.

En otra elección, su experiencia les daría ventaja. Pero he aquí por qué Kim puede ser una opción muy acertada: la maliciosa compañera de cama que es la pobreza conoce pocos enemigos como Kim. Tiene un currículum de superhéroe en la lucha contra las fuerzas oscuras de la enfermedad. Fue cofundador de Partners in Health, que busca erradicar las enfermedades infecciosas como la tuberculosis en los países más pobres. Presidió el departamento de salud global y medicina social en Harvard. En 2003, se trasladó a la Organización Mundial de la Salud y dirigió sus esfuerzos a luchar contra el VIH y el sida.

Quizá Kim no logre el consenso de los directores del Banco Mundial cuando se siente junto a ellos el miércoles. Los BRIC están deseosos de fortalecer su influencia. Pero poner a un especialista en desarrollo por primera vez a cargo superaría al último precedente. Imaginen a Obama nombrando al CEO de Goldman Sachs, para liderar la lucha contra la pobreza.

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