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Muy Confidencial

Las tarjetas de crédito se ponen la boina

Nada hay más cosmopolita que el dinero y pocas cosas viajan más que una tarjeta de crédito. Pero esto puede comenzar a cambiar por los intentos de la banca de combatir el fraude y las estafas promovidas por mafias organizadas. El dinero de plástico se enfunda la boina para protegerse.

Los bancos europeos han reemplazado en la última década sus tarjetas de banda magnética por plásticos que operan con chip. Es decir, han abrazado el llamado estándar EMV. Esta medida ofrece mejoras en la seguridad al exigir al titular teclear su clave (PIN) para validar cualquier compra o extracción de dinero en un cajero automático.

¿El problema? Hay todavía un buen puñado de países, entre los que destaca EE UU, donde todavía solo se acepta la banda magnética. Y las tarjetas de toda la vida son susceptibles a ser clonadas por bandas criminales a través del llamado skimming.

De momento, la mayor parte de las entidades europeas emiten plásticos duales. Es decir, tarjetas que funcionan con chip o banda magnética indistintamente. Pero las sorpresas desagradables que se llevan cuando sus clientes viajan al extranjero llevan a algunos bancos a cambiar de actitud.

Un ejemplo son las entidades financieras belgas. En enero de 2011, establecieron con carácter general que sus tarjetas de débito solo funcionaran en Europa. "Los resultados han sido espectaculares, con descensos dramáticos del clonado de tarjetas y de las pérdidas vinculadas a este tipo de fraude", afirman los expertos de Equipo Europeo de Prevención del Fraude en Cajeros (EAST, en inglés). Esta organización sin ánimo de lucro explica que varias entidades en Alemania han comenzado a aplicar medidas similares. Y en Asia ocurre algo parecido. Los bancos de Singapur impedirán que sus tarjetas con chip funcionen fuera del país a partir del próximo junio, salvo que el cliente indique lo contrario.

Un informe de EAST explica cómo el "bloqueo regional es cada vez más habitual en Europa. Los bancos emisores impiden que sus tarjetas sean utilizadas en ciertos países o regiones". Para que los plásticos recuperen su aceptación universal, "los clientes deben solicitar expresamente que sus tarjetas sean autorizadas a funcionar fuera de Europa".

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