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Elecciones 2011 - Retos

4. Culminar la reforma de la banca y mejorar el acceso al crédito

Empresas y familias necesitan entidades reforzadas que reabran el grifo de la financiación.

Para lograr que la economía española vuelva a arrancar, el nuevo Gobierno deberá lograr insuflarle gasolina. El crédito, combustible indispensable para grandes empresas, emprendedores y familias, se ha convertido en un bien caro y escaso desde que la quiebra de Lehman Brothers, hace ahora ya tres años, marcara el inicio de la crisis. La debacle financiera, además, ha ido empeorando a medida que la crisis de la deuda soberana limitaba el acceso al crédito de los Estados europeos y ponía contra las cuerdas a sus bancos. El dramático ascenso de las primas de riesgo en las últimas semanas no ha hecho sino empeorar el panorama. La reforma del sistema financiero español está en marcha, pero el motor aún debe terminar de pulirse para evitar que se siga gripando.

En lo que va de año la financiación que recibe el sector privado ha caído un 3% hasta 1,787 billones de euros. Un retroceso de tres años en el acceso al crédito que ahoga especialmente a pymes y autónomos, de los que depende principalmente el empleo que se genera, o se destruye, en España. Buena parte de este saldo vivo corresponde, además, a la refinanciación de préstamos que ya estaban firmados, como recuerdan desde Analistas Financieros Internacionales. "Fundamentalmente créditos concedidos a promotores e inmobiliarias" durante la burbuja del ladrillo, explica Paula Papp, analista de banca de AFI, cuyas condiciones se flexibilizan para evitar que nuevos impagos de estas empresas eleven la cuantiosa mora que ya padece la banca.

En concreto, la morosidad supera ya el 7%, lo que ha llevado a las entidades a endurecer las condiciones que se requieren los nuevos demandantes de financiación. Estos no tienen dinero para alimentar sus negocios y la banca asume que sin crecimiento económico no volverá la financiación. Un círculo vicioso que retroalimenta la sequía crediticia y la crisis. El nuevo titular de Economía deberá buscar la fórmula para romper este bucle, que pasa también por buscar paliativos para la indigestión de ladrillo que sufren bancos y cajas.

Lejos de facilitar la situación, los mercados mayoristas continúan cerrados a cal y canto para la banca europea. La desconfianza que reina en el sector se ha intensificado por la tormenta soberana, que ha convertido la deuda de los estados que atesoran las entidades en un activo en cuarentena, provocando que los bancos no se presten entre sí por miedo al contagio.

Supervisión

El Ejecutivo que nace tras las elecciones generales de ayer deberá contribuir a recuperar la buena imagen de las entidades españolas y restablecer la confianza en ellas. Un proceso de modernización iniciado durante la pasada legislatura, en el que el principal salto cualitativo ha sido la reforma de las cajas de ahorros. Un reto, no obstante, que dista de haber concluido. Entidades como la CAM, Novacaixagalicia, Catalunyacaixa o Unnim están intervenidas con fondos públicos que el Estado aspira a recuperar mediante la inyección de capital privado. Dado lo complejo de encontrar postores de altura en el mercado, lo que ha llevado a retrasar la subasta de CAM, otro asunto pendiente será cómo gestionar estas firmas mientras miembros del FROB sigan sentados en sus consejos de administración.

En paralelo, el Gobierno tendrá que idear mecanismos de control y sanción que anticipen, y en la medida de lo posible hagan innecesarias, nuevas intervenciones públicas en entidades financieras. En el caso de las que ya están participadas por el FROB, además, el Estado deberá luchar para evitar nuevos desmanes, como los últimos escándalos publicados sobre indemnizaciones millonarias para los gestores que provocaron la caída de sus firmas.

La reordenación del sector también afecta al mapa bancario donde la fusión de Banco Popular con Pastor ha abierto la veda, anticipan desde el sector, para nuevos movimientos a corto o medio plazo. Los primeros siete meses del nuevo Gobierno, no obstante, estarán marcados en el plano bancario por el programa que ha impuesto Bruselas para recuperar la confianza de los mercados en la banca europea. El plan consiste en reforzar la solvencia de la banca, valorando antes la deuda soberana que atesora cada entidad a precios de mercado y elevando desde ahí su capital principal al 9% para mediados de 2012.

Plan de recapitalización

Lograrlo supondrá un importante esfuerzo de recapitalización para los grandes bancos españoles que amenaza con restringir aún más el crédito. Si el gran reto del Ejecutivo en la legislatura será encontrar fórmulas para restablecer el acceso al financiación, en estos primeros meses deberá conseguir, al menos, que no se reduzca aún más.

Para lograrlo, otro camino a explorar por el nuevo equipo de Gobierno es el de fomentar la utilización de canales alternativos de financiación, como los fondos de capital riesgo o la colaboración público privada. Otra tarea pendiente es rediseñar el funcionamiento del Instituto de Crédito Oficial (ICO), que se planteó en su momento como una solución viable para canalizar dinero hacia pymes y autónomos, pero cuyas líneas apenas se han consumido. En concreto, apenas se ha aprovechado un 20% de los 6.000 millones de euros con los que estaban dotadas, como consecuencia de las elevadas garantías que se requerían para recibirlas, y por las comisiones que las acompañan.

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