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La ejecución hipotecaria, paso a paso

Cuando perder la vivienda es sólo el principio

La fiebre del ladrillo, los bajos tipos de interés y la nula cultura de alquiler que existe en España empujó a muchos españoles a comprar una vivienda. Luego vino la crisis y con ella las ejecuciones hipotecarias, que en España, a diferencia de otros países, suponen un proceso que no concluye con la pérdida de la vivienda.

Así, cuando una familia deja de pagar cuotas hipotecarias, la entidad con la que tienen contratado el préstamo puede iniciar el proceso de ejecución, es decir, de embargo. Para ello, se realiza una nueva tasación de la vivienda y, oh sorpresa, el valor suele ser muy inferior al precio de compra. Ello significa que la deuda contraída con el banco no queda cancelada con la pérdida de la casa. Así, tras el piso, las familias pueden ver como los juzgados les embargan salarios o cuentas corrientes.

Los últimos datos del Consejo General del Poder Judicial indican que entre enero y septiembre de 2010 se presentaron en los tribunales 71.187 ejecuciones hipotecarias un 318% más que en el mismo período de tres años atrás. Y todo indica que el número de familias que deberán afrontar este drama no cesará de crecer en el corto plazo.

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