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El sector financiero, contra la lay Volcker

Un impacto entre el 10% y el 15% del beneficio de la banca

Los expertos creen que la medida puede favorecer a las entidades españolas.

Las medidas propuestas por Barack Obama para limitar el riesgo de la banca de inversión estadounidense -prevé prohibir las operaciones por cuenta propia y las inversiones en hedge funds o capital riesgo- pueden suponer un notable lastre para los resultados del sector. Aunque desde la banca de inversión se ha filtrado la cifra del 10% del beneficio, algunos expertos apuntan más arriba.

"El efecto estaría entre el 10% y el 15% del beneficio", apunta Santiago Carbó, profesor de la Universidad de Granada y asesor de la Fed de Chicago. "Es un cambio de primera magnitud en el sistema financiero, y hay que evaluar las consecuencias sobre los ingresos, la liquidez, el crédito, la cobertura frente a riesgos..."

Un informe de JP Morgan recogido ayer por Bloomberg hablaba de un impacto de 13.000 millones de dólares (9.100 millones de euros) el próximo año para Goldman Sachs, Credit Suisse, Morgan Stanley, UBS y Deutsche Bank. Al rededor del 15% del resultado, a lo que habría que añadir el impacto de otras medidas como la regulación de los derivados OTC (otro 6%).

"Condiciona una parte significativa del beneficio de la banca británica, suiza y estadounidense. Cambia el escenario, el modelo, y afectará a la rentabilidad, al capital...", explica José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. La relevancia de las medidas queda reflejada en la pésima semana que han vivido los mercados, y en el mal comportamiento de la banca de inversión, que se dejó el 6,6%, frente a la subida del 1% de la banca regional, que no estará sujeta a nuevas restricciones.

El banco de inversión Morgan Stanley ha tomado como referencia los datos que ofrece la banca canadiense sobre los ingresos derivados de las operaciones por cuenta propia, y calcula un impacto del 5% al 15% de los ingresos. Según este análisis, el impacto final en el beneficio no pasaría del 5%.

Con todo, Morgan matiza -al igual que prácticamente todos los expertos- que depende de cómo se establece la definición de operaciones por cuenta propia. Esto es, de cómo queda la letra pequeña de la propuesta. "Va a llevar tiempo ponerla en práctica, y habrá que ver en qué medida se pone sobre el papel", añade Carbó, quien considera que, en lugar de prohibir, Obama podría haber optado por exigir más requisitos de capital a las entidades que llevan a cabo actividades de mayor riesgo. Otro aspecto que queda por ver es si este tipo de medidas se aplican en Europa o se debaten en el G-20.

En cualquier caso, los analistas consideran que la medida podría redundar en favor de la banca española: "Se verá limitada en algunas operaciones, pero reforzará su ventaja competitiva, su capacidad de generar rendimiento en el negocio tradicional", señala Díez, una opinión compartida por Carbó.

La firma más castigada, según todos los análisis, sería Goldman Sachs. Según JP Morgan, la medida podría suponer 3.300 millones de euros en 2011.

Nuevos valores al alza en la Casa Blanca

El secretario del Tesoro, Tim Geithner, dijo el jueves en una entrevista que las iniciativas propuestas por Obama no tenían ninguna motivación política, que se discutieron antes de que los demócratas perdieran el escaño del Senado por Massachusetts el martes y que él mismo va a emplearse a fondo para que salgan adelante.Son palabras que se toman con cierta distancia por los cada vez más escépticos analistas políticos. Geithner es un hombre se percibe como uno de los mayores aliados de la banca en la Casa Blanca. Se le tacha de blando con las instituciones que estuvieron bajo su lupa como regulador en la época en la que presidía la Fed de Nueva York. Larry Summers, su mentor y uno de los más importantes protagonistas del proceso de desregulación de los noventa tiene una imagen pública similar.Es algo que ya no casa bien con el espíritu más impaciente de un presidente que está viendo desplomarse su popularidad. Barack Obama ha abandonado las medias tintas y ha subido el tono de hostilidad con la banca. "Si quieren luchar, es una lucha que estoy dispuesto a afrontar", dijo el jueves.Es algo para lo que se apoya en un asesor que hasta hace unas semanas había tenido muy difícil el acceso al presidente: Paul Volcker. A sus 82 años, el respetado y ex presidente de la Fed, empieza a convertirse en un valor al alza en la Casa Blanca donde se estima su posición combativa frente a la financialización de la economía. A nadie pasó desapercibido el jueves que Volcker fue el primer nombre que pronunció Obama, y que Geithner y Summers estuvieron parte de la sesión mirándose los zapatos.

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